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domingo, 31 de agosto de 2008

REPARTO DE PUNTOS QUE SABE A POCO

Equipo Amarillo – 5

Equipo Blanco – 5



Amarillos: Manute, Chuchi, Carlos, Rubén, Josué y Gonzalo P.

Blancos: César, Laury, Luisman, Ramón, César II y Adrián


Empate final entre dos equipos que se fueron a los vestuarios pensando que habían perdido una buena oportunidad de obtener la victoria. Ambos conjuntos tuvieron en su mano llevarse la victoria. Los blancos porque llevaron la iniciativa en el marcador durante la mayor parte del encuentro y los amarillos porque acabaron volcados en el área rival sin que ninguno de sus remates terminase en el gol definitivo.


Por raro que parezca los amarillos dieron primero. Apoyados en una mayor condición física, Josué, Rubén y Chuchi pusieron en jaque a la defensa blanca hasta que Rubén adelanto a los suyos con un gran disparo cruzado al que no pudo llegar César.


En esta primera fase del partido los amarillos pudieron haber sentenciado el partido con dos o tres goles de diferencia, pero la desastrosa actuación de su portero lo impidió. Manute se mostró incapaz de detener ni un solo remate de los delanteros blancos. Una malísima actuación que propició que se llegase a la mitad del partido con un empate a 3 goles cuando todos los tantos del equipo blanco habían llegado tras remates en semifallo o con disparos lejanos y blanditos que Manute había sido incapaz no ya de detener si no al menos de despejar.


La llegada de Gonzalo P al partido coincidió con la mejor decisión que pudo tomar Manute en toda la tarde. Abandonar la portería y marcharse. No se fue a los vestuarios como era su deseo, ni pidió el cambio a Adrián como había pensado hacer. Gonzalo P volvía a los terrenos de juego después de estar cuatro largos años alejado de ellos y eso provocó que los amarillos fuesen un hombre más sobre el césped. No pasó nada porque Adrián reforzó al equipo blanco y Manute se vio “obligado” a no huir y a continuar jugando el partido. Así se pasó de un 5 contra 5 a un 6 contra 6 mucho mejor para todos.


A partir de ese momento los amarillos dieron su mejor imagen, que sin ser deslumbrante por lo menos era mejor que la del principio. Con Manute y Gonzalo P mejoraron en la circulación de balón y sobre todo empezaron a jugar con portero, algo importante en esto del fútbol. El peligro a la portería blanca lo seguía llevando Josué, un futbolista que recuerda a Tcherichev, aquel delantero del Sporting de Gijón que era una bala pero que no era capaz de meter le balón dentro de la portería rival. Hasta 4 (o 5, o 6) ocasiones claras tuvo Josué de marcar gol. Algunas incluso fabricadas por él mismo, después de un gran desmarque o un regate magnífico. Pero a la hora de la verdad se le apagan todas las luces y no ve puerta. Unas veces es por el evidente acierto de César bajo los palos blancos, pero en la mayoría de las ocasiones falladas por Josué la única razón es la falta de tranquilidad en el último segundo.


El equipo blanco aguantó esos minutos críticos sin perder la compostura ni en los momentos más difíciles. Cuando los amarillos se adelantaron el marcador a poco del final los blancos, en vez de protestar o recriminarse cosas entre ellos, se dedicaron a jugar el contragolpe aprovechando la velocidad de Ramón, el pase largo y preciso de César II y la puntería de Adrián. Fue este último el autor del gol del empate final para los blancos, aprovechando un balón muerto en el área amarilla que no tenía dueño. Adrián no se lo pensó dos veces antes de armar su pierna derecha y mandar el balón a media altura y pegadito al palo dentro de la portería amarilla.


Los últimos minutos del partido fueron de constante ataque amarillo y de balones largos de los defensas blancos a sus delanteros (Ramón y Adrián) buscando la sorpresa. El gol pudo llegar en ambas porterías, aunque la que soportó más presión fue la defendida por César. Pero los amarillos continuaron sin concretar en algo positivo todos y los acercamientos de los que disfrutaron. Mientras el equipo blanco llegaba mucho menos pero con una mayor sensación de peligro.


No se movió el marcador y casi mejor así. Una victoria blanca habría hundido moralmente a los amarillos, especialmente a alguno de sus jugadores y un triunfo amarillo habría dejado sin premio el trabajo y la fe de los futbolistas blancos durante todo el partido. El reparto de puntos puede dejar a todos con ganas de más pero al menos no señala a ninguno como principal culpable de una derrota.


EL CRACK: Ramón. Llegó un momento que metía dentro de la portería todo lo que tocaba (tampoco enfrente tenía demasiada oposición). Pero lo realmente destacable fue su trabajo infatigable y que tuvo para sus compañeros más palabras de ánimo que de reproche.


EL DANDY: Adrián. Espero su turno en el banquillo sin rechistar hasta que le tocó salir a jugar. Entonces esperó su momento y se llevó toda la gloria de su equipo al marcar el gol del empate con un gran remate.


¡VAYA DÍA!: Manute. Había otros candidatos a figurar en esta sección pero al final el premio se lo lleva el ¿portero? del equipo amarillo. Tres remates recibidos tres goles, son unas estadísticas que no están al alcance de cualquiera. Además si tenemos en cuenta que de esos tres remates uno es en semifallo, otro rasito y otro lejano y flojo, no hay por donde cogerlo. La traca es histórica.


EL DURO: Portero del campo A. Un balón se nos fue al campo A y fueron incapaces de devolverlo. El primer subnormal que lo intentó la pegó mal y la mandó a los dominios del portero (el segundo subnormal), que en vez de preguntarse de donde habría salido un balón prefirió darle lo más fuerte posible en dirección contraria a donde había gente. Es decir al único sitio de donde era imposible que el balón hubiera venido solo.

La suerte para todos es que ningún balón del campo A cayó a nuestro campo. Porque con las opiniones vertidas acerca de lo que habría qué hacer para devolvérselo, después del desagradable incidente previo, todos lo que no hubiese sido acabar a ostias no me puedo imaginar.

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