Hay tres aspectos sobre el partido de hoy que no tienen una explicación lógica. De hecho los científicos consultados al respecto no han logrado todavía ponerse de acuerdo.
El primer suceso paranormal es la reserva del campo. A nuestro secretario / coordinador / utillero, le aseguraron los responsables del Complejo Municipal de Deportes el lunes pasado a primerísima hora de la mañana, que había dos posibilidades para alquilar un campo el domingo por la mañana. La primera era al campo C a las 11 de la mañana y la otra la mitad del campo A, a las 10 de la mañana.
Hasta ahí nada que objetar. Lo inexplicable es que a las 10 de la mañana no había en La Albericia jugando nadie más que nosotros (en ningún campo). Para más INRI a la hora de acabar nuestro partido (o sea a las 11), había dos partidos en las dos mitades del campo A, pero ningún partido en el campo C. Lo cual da que pensar que el campo C ha estado vacío todo la puta mañana.
Enlazando con el primer expediente X llega el segundo. Ante la tesitura de tener que elegir entre el campo C a las 11 y medio campo A, a las 10. Nuestro hombre encargado de las reservas recordó las peticiones que se han hecho reiteradamente, aunque siempre de manera educada, para que el partido se juegue más pronto y antepuso las peticiones a sus preferencias personales para reservar la hora más temprana posible sin tener en cuenta el campo que estuviera libre.
Un buen gesto de “nuestro hombre” que sin motivo aparente fue un fracaso estrepitoso, porque los “demandantes” (son más de uno) del madrugón no fueron a jugar y los que prefieren el partido más tarde fueron los que se presentaron a las 10 en la mitad del campo A.
El tercer fenómeno extraño es más de índole deportivo que organizativo. Nadie da crédito al resultado del partido. No se puede explicar con palabras cómo es posible que un equipo formado por los cuatro sudamericanos y Josué (dicho esto con el mayor de los respetos y admiración por el trabajo de todos ellos sobre el césped), que jugaron en inferioridad la segunda parte del partido, fuese capaz, no solo de mantener la ventaja en el marcador, si no de ampliar la misma en los último minutos del partido. Hay que estar allí para verlo, vivirlo y explicarlo.
Una vez expuestos los hechos extraños que provocaron la sorpresa y el desconcierto entre los futbolistas que se presentaron a jugar, poco más queda por decir del partido. Un cinco contra seis en la mitad del campo A es una imprudencia en una mañana normal y un suicidio colectivo en un día de sol a las 10 de la mañana a medio dormir.
Cómo no podía ser de otra forma, el equipo que empezó el partido con uno menos aguantó diez minutos con el marcador igualado. Manute, Michel, Óscar, Rubén y Juan fueron capaces de remontar el 0-1 inicial con una vaselina de Rubén (lo que le dio licencia para intentar la misma jugada en otras ocasiones) y gracias a un penalti magistralmente detenido por Manute a Carlos, se creyeron durante el primer cuarto del partido que serían capaces de no perder.
Pero a medida que el físico les abandonaba empezaron a fallar pases fáciles y los contrarios se presentaban ante su portería con más superioridad numérica de la que ya contaban desde el principio.
Así los goles fueron cayendo uno tras otro sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlos. César lo intentó cambiándose de equipo para igualar las fuerzas y terminar el partido sin que nadie abandonase rindiéndose sin condiciones. Se notó el cambio de un hombre más al otro equipo. Carlos, Darwin, Josué y el resto de “amarillos” se encerraron en su área y dejaron pasar el tiempo a ver si podían mantener su ventaja en el marcador.
Era tanto el cansancio de los “albicelestes”, que los amarillos no solo lograron evitar la remontada, si no que en los últimos minutos fueron capaces de anotar dos goles más que les daban la victoria en un partido de guante blanco.
Ya en los vestuarios y fieles a nuestra costumbre de escuchar las “peticiones” para los horarios de la siguiente jornada, se acordaron por mayoría (no por unanimidad) dos actuaciones principales.
El primer suceso paranormal es la reserva del campo. A nuestro secretario / coordinador / utillero, le aseguraron los responsables del Complejo Municipal de Deportes el lunes pasado a primerísima hora de la mañana, que había dos posibilidades para alquilar un campo el domingo por la mañana. La primera era al campo C a las 11 de la mañana y la otra la mitad del campo A, a las 10 de la mañana.
Hasta ahí nada que objetar. Lo inexplicable es que a las 10 de la mañana no había en La Albericia jugando nadie más que nosotros (en ningún campo). Para más INRI a la hora de acabar nuestro partido (o sea a las 11), había dos partidos en las dos mitades del campo A, pero ningún partido en el campo C. Lo cual da que pensar que el campo C ha estado vacío todo la puta mañana.
Enlazando con el primer expediente X llega el segundo. Ante la tesitura de tener que elegir entre el campo C a las 11 y medio campo A, a las 10. Nuestro hombre encargado de las reservas recordó las peticiones que se han hecho reiteradamente, aunque siempre de manera educada, para que el partido se juegue más pronto y antepuso las peticiones a sus preferencias personales para reservar la hora más temprana posible sin tener en cuenta el campo que estuviera libre.
Un buen gesto de “nuestro hombre” que sin motivo aparente fue un fracaso estrepitoso, porque los “demandantes” (son más de uno) del madrugón no fueron a jugar y los que prefieren el partido más tarde fueron los que se presentaron a las 10 en la mitad del campo A.
El tercer fenómeno extraño es más de índole deportivo que organizativo. Nadie da crédito al resultado del partido. No se puede explicar con palabras cómo es posible que un equipo formado por los cuatro sudamericanos y Josué (dicho esto con el mayor de los respetos y admiración por el trabajo de todos ellos sobre el césped), que jugaron en inferioridad la segunda parte del partido, fuese capaz, no solo de mantener la ventaja en el marcador, si no de ampliar la misma en los último minutos del partido. Hay que estar allí para verlo, vivirlo y explicarlo.
Una vez expuestos los hechos extraños que provocaron la sorpresa y el desconcierto entre los futbolistas que se presentaron a jugar, poco más queda por decir del partido. Un cinco contra seis en la mitad del campo A es una imprudencia en una mañana normal y un suicidio colectivo en un día de sol a las 10 de la mañana a medio dormir.
Cómo no podía ser de otra forma, el equipo que empezó el partido con uno menos aguantó diez minutos con el marcador igualado. Manute, Michel, Óscar, Rubén y Juan fueron capaces de remontar el 0-1 inicial con una vaselina de Rubén (lo que le dio licencia para intentar la misma jugada en otras ocasiones) y gracias a un penalti magistralmente detenido por Manute a Carlos, se creyeron durante el primer cuarto del partido que serían capaces de no perder.
Pero a medida que el físico les abandonaba empezaron a fallar pases fáciles y los contrarios se presentaban ante su portería con más superioridad numérica de la que ya contaban desde el principio.
Así los goles fueron cayendo uno tras otro sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlos. César lo intentó cambiándose de equipo para igualar las fuerzas y terminar el partido sin que nadie abandonase rindiéndose sin condiciones. Se notó el cambio de un hombre más al otro equipo. Carlos, Darwin, Josué y el resto de “amarillos” se encerraron en su área y dejaron pasar el tiempo a ver si podían mantener su ventaja en el marcador.
Era tanto el cansancio de los “albicelestes”, que los amarillos no solo lograron evitar la remontada, si no que en los últimos minutos fueron capaces de anotar dos goles más que les daban la victoria en un partido de guante blanco.
Ya en los vestuarios y fieles a nuestra costumbre de escuchar las “peticiones” para los horarios de la siguiente jornada, se acordaron por mayoría (no por unanimidad) dos actuaciones principales.
La primera es que el partido de la semana que viene (esta) se va a jugar elsábado por la tarde. Es evidente que alguno no va a poder ir, pero era seguro que el domingo por la mañana también había gente que no iba a poder estar.
La segunda y en este caso más importante es el ruego que los que fueron a jugar el partido a las 10 de la mañana hicieron a los que no fueron. Que a ver si son tan amables de dejarnos en un cometario a esta crónica o en un e-mail sus opiniones sobre el partido de baloncesto España - Estados Unidos. Todos tenemos acceso al Marca y al As, pero tenemos gran interés en conocer sus impresiones acerca del encuentro. Al fin y al cabo fue eso lo que estuvieron haciendo por la mañana. Ver el partido.
EL CRACK: Juan. A pesar de algunos fallos en la entrega, debidos sin duda al cansancio, fue el mejor de su equipo. Jugó bien cómo jugador de campo, pero fue debajo de los palos donde, con sus intervenciones, mantuvo a sus compañeros con opciones de empatar hasta los últimos minutos.
EL DANDY: Josué. Se hartó de correr cuando su equipo se quedó con uno menos. Jugó con criterio y llegó al remate con las fuerzas suficientes cómo para sentenciar el encuentro con dos goles claves en los últimos minutos.
EL DURO: Michel, César y Juan. No se les puede calificar de otra manera después de lo que hicieron. Es cierto que el primero fue Michel, quizás el que más y mejor puede permitírselo, pero les faltó tiempo a Juan y a César para seguirle e imitarle. Y es que con casi 40 años que tenemos y teniendo en cuenta cómo se nos han estropeado los cuerpos, no se puede consentir que estos tres jueguen sin camiseta la última media hora del partido. La prueba de que ese pensamiento no es ni envidia de poder hacerlo ni exclusivo del resto de futbolistas, es que recibieron la “reprimenda” del encargado de las instalaciones. Quién no obstante, reconoció sin ningún rubor que si se hubiera tratado de una chavala la que se habría quitado la camiseta no habría habido ningún tipo de inconveniente por su parte.
¡VAYA DÍA!: Lamento no poder dar su nombre. No es por salvaguardar su intimidad si no porque lo desconozco. El caso es que no se puede permitir que un futbolista de este nivel falle solo a medio metro de la portería un par de goles cantados. Además no los falló por los aciertos del portero, que aunque estaba en su sitio no tuvo que intervenir, si no porque todos los remates se le fueron fuera. Algunos consiguió centrarlos entre los tres palos, pero los centró tanto que los pararon todos los diferentes porteros que tuvo enfrente.
3 comentarios:
Lo patético no es lo poco que he corrido esta mañana en el partido.
Lo realmente triste es que estoy más cansado que si hubiese corrido la maratón de Nueva York.
No estoy de acuerdo, lo diste todo durante el partido e incluso en una jugada corriste la banda (bueno lo de correr es un decir), pero lo cierto es que llegas hasta al final de la misma.
Respecto a lo de la camiseta pido mis mas sinceras disculpas, fue un calentón pasajero que no volverá a pasar, no tengo vergüenza!
Fdo. Michel.
La verdad que el partido España-USA puede haber sido lo mejor que se ha visto en una cancha de baloncesto en unos juegos,cosa que no va en contra del seguro espectaculo del domingo en la albericia que pudo ser parecido!! Aún así es una escusa muy buena!!
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