ARRIESGANDO

Ayer tenía que ir otro día más a reservar el campo a La Albericia para jugar el fin de semana. Ya os hemos contado muchas veces el suplicio que supone tratar con los elementos que están a cargo de las reservas en el Complejo.

Era lunes, ni tenía ganas, ni tenía tiempo de dar vueltas, ni me apetecía ver cómo se me quedan mirando como las vacas al tren cuando les pido la pista. Así que, muy listo yo, me la jugué. Antes de ir al Complejo me pasé por una oficina de Caja Cantabria e hice la transferencia para alquilar el campo. Son las ventajas de ir casi todas las semanas, que me sé el número de cuenta y el precio del campo.

Una vez hice la transferencia me dirigí, ahora si, a La Albericia para reservar el campo. Teníais que haber visto la cara que se le quedó a Salmón cuando acertó a confirmarme la hora y sin darle tiempo nada más, me saqué del bolsillo el comprobante y se lo dejé encima de la mesa. Lo que le pasaría por su cabeza en ese momento nadie lo sabe. Pero flipar un rato, doy fe de que flipó.

Total, que el domingo tenemos alquilado la mitad del campo A para jugar a las 10 de la mañana. Había otra posibilidad que era el campo C a las 11 de la mañana. Pero, en nuestra línea de contentar al mayor número de amigos posible, elegimos reservar la primera hora para favorecer a los papás y el campo A en previsión de que siendo domingo y pronto por la mañana, la asistencia al partido será mayor que cuando jugamnos los sábados por la tarde.

Ahora la pelota está en vuestro tejado, es la hora de que confirméis asistencia y luego vayáis, porque confirmar y no ir es algo inutil e incomprensible para los que si van.