IGUAL QUE UN AMIGOS DE RONALDO vs AMIGOS DE ZIDANE

Brasil: César, Javi R, Michel, Carlos y Darwin

Argentina: Manute, Chechu, Laury, Eloy y Ramón

El partido de la paz y la concordia se podría haber llamado al encuentro de ayer en La Albericia. O el partido de la unidad y el hermanamiento. Cualquier cosa que definiera el ambiente de amistad y cordialidad que presidió el partido.

A pesar de que el resultado final fue abultado a favor de Argentina (o precisamente por eso) no se oyó una palabra más alta que otra en los 60 minutos que duró el partido. Pero para ser justos hay que decir que es muy probable, que visto el clima de compañerismo que nos acompañó toda la tarde, no hubiese sido ningún problema que Argentina fuese superada en todas sus lineas, cómo lo fueron los brasileños.

El cambio en las porterías no fue suficiente para neutralizar la superioridad de los Ramón y Eloy sobre los defensas contrarios. Los delanteros argentinos gustaron y se gustaron aprovechándose de su velocidad y movilidad. Obsequiaron al público con los mejores momentos del partido y se aburrieron de crear ocasiones de gol. Tantas oportunidades de gol tuvieron que ni sus 5 o 6 goles cada uno logran hacer olvidar (casi ni perdonar) las cantidad de goles clamorosos que fallaron por buscar la filigrana en vez de asegurar el tanto.

Brasil se limitó a hacer lo que pudo hacer y además lo hizo muy bien mientras le duró el aire en los pulmones. Incluso disfrutó por unos momentos de ventaja en el marcador (2-1). Pero el paso de los minutos y la insistencia y superioridad física de los argentinos acabaron por venceer su resistencia.

la virtud de unos y otros fue que ni los argentinos se pusieron nerviosos cuando en los primeros 20 minutos Brasil les plantó cara y por momentos les superó, ni los brasileños se perdieron en reproches ni disputas internas cuando llegó lo que tenia que llegar, la avalancha argentina.

Poca más historia se puede contar del partido. Un encuentro que fue una cuesta abajo por la que el balón solo podía rodar en una dirección y al final de la misma estaba la portería de los brasileños. Cuantos más minutos pasaban más se empinaba la cuesta y lo que al principio parecía el Paseo de Menedez Pelayo acabó siendo para Brasil la Cuesta de la Atalaya (para los que son de Astillero, la subida a Peña Cabarga).

Todos los honores se los llevaron Ramón y Eloy pero a pesar de que su equipo perdió claramente no se pueden olvidar los primeros 15 minutos que nos regaló Javi R. Con desmarques contínuos en la delantera brasileña, protegiendo al balón hasta que se incorporaban sus compañeros al ataque, regateando con ambas piernas y rematando a puerta con peligro. No marcó ningún gol (de eso se encargo Darwin por partida doble para Brasil), pero fue la mejor actuación individual brasileña con mucha diferencia, siempre y cuando no se computen los minutos de su desafortunado paso por la portería. Fue el propio Eloy el que pidió voluntariamente que no subiese al marcador el gol suyo que Javi R. recibió entre sus manos y piernas después de un tiro lejano (lejanísimo), flojo (flojísimo) y crentrado (centradísimo). Una prueba más del gran ambiente que se vivió entre los integrantes de ambos equipos.

No podía ser de otra forma el día que (casi) todos los jugadores estuvieron puntuales en el campo. El día que tuvimos vestuario para dejar la ropa y además cerrado con llave por mismísimo encargado del campo. El día que pudimos meter los coches dentro (unos a la primera y otros a la segunda y jugando al despiste). El día que dejó de llover el rato suficiente para no mojarnos mientras jugabamos. No podía ser de otra forma decíamos, que el partido fuera una balsa de aceite el día que todo nos había salido bien en los prolegomenos del partido.

EL CRACK: Rubén. Jugó en punta y se mostró rápido de piernas y certero en el remate. Buscó siempre a la primera al compañero desmarcado con al pase más fácil posible y apoyó al que tenía al balón para darle una opción de pase. A pesar del resultado en ningún momento bajó los brazos ni tuvo una palabra de reproche con ningún compañero. Muy al contrario se dedicó durante todo el partido a animar y a tirar de sus compañeros en busca de la victoria sin dejarse abrazar por el desánimo.

EL DANDY: Fermín. Peleó cada balón cómo si fuera el último que iba a disputar en su vida. No se lamentó ni una sola vez de ninguna ocasión perdida y bajó siempre a recupar su posición defensiva en cuanto la jugada de ataque se había acabado. Ganó practicamente todos los balones aéreos que disputó y no pegó ni un punterón en todo el partido. Tampoco discutió con Óscar ninguna decisión arbitral.

¡VAYA DÍA! Josué: Por una vez que llega pronto al campo va y tiene que esperar a todos los demás que llegan tarde porque no tenían claro si el partido era a "en punto" o a "y cuarto". Además tampoco habían podido aparcar cerca y algunos ni siquiera sabían si el partido era en La Albericia o en Astillero. Por si fuera poco tuvo que escuchar que algunos no iban a jugar porque no les había avisado nadie de que había partido. En definitia que sufrió en sus carnes los desastres de una mala organización, igual que todas las semanas.

EL DURO: Luisman: Metió la pierna sin control ninguno en cada balón dividido que pasó cerca de sus dominos. Extraño proceder para alguien que tiene que trabajar al día siguiente (o a los dos días). Jugó que parecía que mordía, lo que provocó que se ganase el respeto de sus rivales a la hora de meterle el cuerpo o empujarle en los balones sin dueño. En definitiva se convirtió en una bestia parda a la que ningún contrario se quería acercar. Se le pidió en reiteradas ocasiones que bajase unos puntos la intensidad con la que estaba jugando, pero todos los intentos de calmar a alguien con la sangre tan caliente fueron un fracaso absoluto.



ÚLTIMA HORA DEL 23-11-08 A LAS 11:04h

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